ISLANDIA, EL PAÍS DE HIELO.
Cuando estaba a punto de empezar mi Erasmus me hice este blog con mucha ilusión, aunque como podéis ver la ilusión se difuminó pronto. Muchas fotos que subir, muchos viajes que contar, y mucho tiempo que emplear en mil cosas. Desde entonces no he parado; sobre todo he viajado, más de lo que esperaba y más de lo que creí que mi presupuesto me permitiría. Puedo decir que soy semiprofesional del viaje barato.
Sin embargo, un destino inesperado cruzó nuestro horizonte viajero: ISLANDIA. Vuelo barato desde la República Checa, un país impresionante y muy diferente a lo que estaba acostumbrado y muchas ganas de salir del turismo de ciudad.
En Islandia no solo hay hielo (aunque en invierno es el paisaje que prima); lo que más sorprende cuando visitas el país (además de los precios desorbitados para un turista y estudiante como yo) son los paisajes increíbles, salidos de las mejores películas de ficción. Cuando llegas y empiezas a recorrer las carreteras no te puedes creer lo que estás viendo.
Tras muchas vueltas, muchas búsquedas en internet y mucho esfuerzo para cuadrar los vuelos, nos compramos los billetes. Pensad que estamos locos, pero nos iríamos a Islandia en enero. Sí, enero, el mes más frío de todo el año. En Islandia. No sé si la Erasmus en la República Checa me ha ayudado con el frío, pero yo vengo de vivir en Sevilla con 40 grados en mayo.
Decidido. Nos íbamos a 3.000 km al norte de Chequia. Con una mijilla más de frío y mucha ilusión por delante.
El siguiente reto era conseguir alojamiento y coche sin entrar en bancarrota. Lo del alojamiento se solucionó rápido, unos 100€ por cabeza por cuatro días; not bad. Lo del coche nos hizo sufrir un poco más. Habíamos alquilado un 4x4 flamante, por un precio bastante asequible. Cuando restaba un mes para embarcarnos rumbo a Islandia nos damos cuenta de que exigen condiciones que no cumplíamos (respecto a tarjeta de crédito, límites, etc). Se nos vino el mundo encima. Si quieres visitar Islandia y ver lo fundamental necesitas un coche, sobre todo en invierno. El transporte público no es una opción, y si vas con excursiones organizadas puede que tengas que vender tu casa para pagarlo.
Al final encontramos un coche asequible que se ajustaba a nuestras necesidades y condiciones, y lo reservamos sin pensarlo. Un problema menos. Nos decidimos por un Dacia Duster, el 4x4 de cinco plazas más económico que puedes alquilar en Islandia.
Nuestro Dacia Duster |
El coche no era solo un medio de transporte en nuestra aventura; además de esto, se convirtió en nuestra casa con ruedas. Es así porque las cuatro noches las pasamos en cuatro sitios distintos; esto se traduce en dejar el sitio por la mañana (generalmente antes de las once o así, aunque solíamos empezar la ruta antes) y llevar con nosotros todo el equipaje y objetos varios. La comodidad que nos permitió el coche no se paga. Merece cada euro que pagamos.
Con todo solucionado y la maleta a cuestas, nos embarcamos rumbo hacia la naturaleza helada que nos esperaba más allá de las islas británicas.
Lo primero que se te presenta es la carretera, larga y lejos de la civilización; montañas heladas por todas partes, y, si pillas mal tiempo, blanco, blanco por todos lados. A veces lo único que ves mientras conduces son las señales amarillas al borde de la carretera, que indican el camino a seguir. Y menos mal.
Primeras vistas desde el coche |
Tras la primera toma de contacto con el coche, llegamos a Reykiavik, capital del país. Aparcamos el coche muy cerca del apartamento que teníamos para esa noche e hicimos la primera compra. Tengo que decir que ni los supermercados son baratos en Islandia, aunque ciertos productos son más asequibles. Básicamente, pasamos la semana a base de pasta y arroz con tomate, sándwiches, nachos y guacamole. Como digo, lo más asequible del lugar. Y de salir a comer nada, no queríamos volver convertidos en vagabundos.
En dos horas nos recorrimos buena parte de la ciudad a pie y, sinceramente, es una ciudad que no se merece más tiempo. Mucho frío, tiendas muy caras y poco interesante que ver. No se puede pedir mucho más a la capital de un país con una población que no supera en total los 350.000 habitantes. Prácticamente no tengo fotos de nuestro tour express por la ciudad, así que continuaré con lo realmente importante en el siguiente post.
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