DÍA 1 - GOLDEN CIRCLE
El Golden Circle (o Círculo Dorado en español), es una de las principales rutas al sur del país. Concretamente, el punto de salida suele ser Reykiavik, la capital como sabéis, extendiéndose hacia el nordeste, sureste y de nuevo al punto de partida.
Sin embargo, nosotros no seguimos exactamente esta ruta. Sí que salimos de la capital islandesa pero no volvimos al punto de partida, sino que buscamos alojamiento al sur de la ruta, para unir al día siguiente con la ruta por la costa sur que nos llevaría los dos días siguientes.
Tengo que decir que el nombre no pede ser más acertado, ya que en esta ruta descubrimos algunas de las joyas más preciosas de islandia, como las que os muestro a continuación:
Bruarfoss Waterfall
Primera parada: Bruarfoss Waterfall. Para llegar hasta esta preciosa estampa tuvimos que conducir por un camino bastante estrecho y ajugereado, aparcar en medio de la nieve y caminar entre la maleza. Pero, como seguramente penséis, mereció la pena.
El color del agua era impresionante |
De camino a la cascada |
Como podéis imaginar, era nuestra primera parada y no podía hacer otra cosa que flipar y hacer fotos. Incluso llamé a mi madre por facetime para que viese lo impresionante del paisaje. El frío pasaba desapercibido mientras echábamos fotos, grabábamos vídeos y saltábamos de alegría. Fue el primer momento en el que me di cuenta lo mucho que merecía la pena cada euro que nos había costado llegar hasta allí.
Continuamos nuestra ruta, el tiempo no era el idóneo para conducir por las carreteras islandesas, aunque no fue un gran impedimento. Sí que tuvimos algún momento de preocupación cuando el viento azotaba con fuerza y la nieve volaba dejando el cristal del coche blanco. Pero nada que consiguiera pararnos en el camino hacia la siguiente parada: el parque de los Geysir.
Geysir
Siguiente parada, totalmente distinta de la anterior. Hablo de un parque que alberga formaciones volcánicas en forma de pequeños cráteres en el suelo, de los que emana agua hirviendo, pudiendo alcanzar mas de 100ºC. Cada varios minutos, se produce una explosión en estos mini cráteres, expulsando agua hacia arriba hasta alcanzar incluso los 80 metros de altura. Os podéis imaginar la cantidad de chinos que había alrededor sujetando la cámara grabando esperando la explosión.
Desde luego es un espectáculo impresionante. De aquí emanan, como es lógico, riachuelos de agua caliente. Algo reconfortador después de vivir bajo cero durante tanto tiempo. Lo primero que hicimos fue comprobar la temperatura con nuestras propias manos, algo que resultó agradable hasta que mantuvimos la mano mojada fuera del agua.
El viento que hacía en la siguiente parada casi termina con nostros. Y si lo unimos al suelo helado, no puedo saber cómo es que sobrevivimos y, además, pudimos echar fotos como si nada.
Gullfoss Waterfall
Cuando pensábamos que lo que nos esperaba no podía sorprendernos más, llegamos a esta otra cascada. Más impresionante, si cabe, que la anterior. Enorme, con varias partes de caida de agua. Y, como he dicho antes, un viento al que poco le faltaba para convertirse en tornado. Prácticamente patinábamos sobre hielo, el suelo congelado y mojado, y el viento soplando con ganas. Pero sobrevivimos a la aventura, y conseguimos fotos como estas. La verdad es que Islandia hace bueno al fotógrafo más incompetente. Los paisajes no dejaban de superarse.
Faxi Waterfall
Aunque después de las otras dos cascadas era difícil sorprendernos, este última tenía su propio encanto. No era tan impresionante como la de Gullfoss o tan bonita como la de Bruarfoss, pero nos cogió al principio de la puesta de sol, y la postal era digna de admirar.
Como se puede ver por la última foto, el frío no daba tregua, y menos aún en el momento de la puesta de sol, donde la noche cada vez estaba más cerca.
Que, por cierto, no he dicho que en Islandia por estas fechas el día ronda las 5 horas de luz, desde las 11 de la mañana que amanece hasta las 16:30 que se pone el sol. Puede parecer agobiante, pero el tener tan pocas horas de luz te hace aprovechar mucho más el tiempo.
Skálholt Cathedral
Aunque su nombre indique lo contrario, no es lo que estamos acostumbrados a llamar catedral. Parece más una iglesia o, incluso, una capilla. Aun así, es un lugar bastante conocido de esta parte del país, y el enclave en el que se encuentra es digno de admirar. Aún con la puesta de sol, pudimos admirar los colores que nos dejaba la caída de la tarde.
Caballos Islandeses
Una de las postales más tiernas que nos encontramos en el camino son sin duda los caballos islandeses. Los había por todas partes a los lados de la carretera, en fincas valladas como las de la foto. En cuanto encontramos un lugar para parar cerca de estos preciosos animales y admirarlos, allí que dejamos el coche y nos bajamos para aprovechar la oportunidad.
Como es lógico, lo diferente de estos caballos es, sobre todo, el pelo. Tienen bastante pelo y bien largo, sobre todo en las crines y en la base de las patas, para protegerse del frío polar del invierno. Mansos, poco asustadizos y preciosos, estos caballos fueron una de las cosas que más me gustó de nuestra aventura.
El viajar en coche te permite cosas como esta, improvisadas, que terminan siendo las mejores.
Kerid Volcanic Crater
Última parada antes de la puesta de sol. Con los últimos rayos de sol llegamos a este lugar, un cráter volcánico (sin actividad, claro), en cuyo valle se ha formado un río, convirtiéndose en invierno en una pista de patinaje perfecta.
Para bajar a descubrir el hielo hay que hacerlo por una ladera de lo más peligrosa. Ya avisan los carteles: 'Under your own risk' (Bajo tu propio riesgo). Despacito y con buena letra, y ayudándonos de una cuerda que bordeaba la escalinata (que por cierto estaba cubierta de hielo, de ahí el peligro) logramos llegar hasta el fondo del cráter. Allí, nos llamó la atención un banco cubierto de hielo hasta la mitad, en verano supongo será la localización perfecta para disfrutar de los colores que la naturaleza ofrece cuando no es todo hielo.
La subida fue algo menos peligrosa, pero no sin resbalar varias veces, logrando sobrevivir a la expedición.
Esta fue la única atracción en la que había que pagar para entrar (unos 3€, nada mal de precio). Había otras, como las cuevas de hielo, pero ya se nos iba de presupuesto (unos 100€ por entrar).
AURORA BOREAL
NORTHERN LIGHTS
Si por algo es famosa Islandia es por ser uno de los mejores lugares para contemplar el espectáculo más impresionante del mundo: la aurora boreal. Este fenómeno puede observarse en algunas noches despejadas de invierno, sobre todo entre las 11 de la noche y la una de la madrugada.
Es un espectáculo de luces sin parangón, increíble, no tiene comparación con ningún mapping a los que estamos acostumbrados en navidad, pero para que os hagáis una idea es algo parecido, pero a los grande y por todo el cielo. Es increíble. La pena es que en las fotos no se aprecia ni la mitad de lo que realmente es. Veinte minutos de espectáculo en el que el frío no nos fue un problema. Cabeza hacia arriba y a disfrutar. No he visto nunca nada igual.
Aquí pude solo captar el color verde, que es el más típico, aunque en todo momento cambiaba a tonos blancos y violáceos, como un manto multicolor proveniente del mismo cielo. Increíble. Una experiencia única que tuvimos la gran suerte de contemplar. No todo el mundo puede ser testigo de ello.
Hay que decir que en cuanto vimos que tendríamos espectáculo salimos con el coche a cazar la aurora, aunque al final terminamos viéndola mejor desde la terraza de la cabaña que esa noche habíamos elegido como alojamiento.
Después de la experiencia del primer día de ruta, tocaba descansar. Al día siguiente nos esperaban paisajes tan impresionantes o incluso más. Segundo día de ruta, empezamos por el sur de la isla con nuestro coche rumbo a lo desconocido. Pero esta parte ya la contaré en el próximo post.
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